Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 99


¡PASAJEROS AL TREN !!!!!!!!

Arropadas por los maravillosos colores que el otoño trae a estos sures emprendemos hoy un nuevo viaje. Para encontrar amigos y llevar la belleza de la palabra a todas las latitudes. La modernidad y la tecnología jamás podrán reemplazar a la cálida expresión de sentimientos, a la denuncia de la realidad, a la alegría de compartir los sueños. Por eso ¡¡allá vamos!!

 La campana está llamando a la partida. La locomotora humea y el trencito se pone en marcha rumbo a la cercana provincia de Córdoba. Pues allí recibiremos a nuestra primera pasajera, amiga de otros viajes: ADRIANA KHOURY. Nacida en Villa Huidobro (Córdoba), cursó sus estudios primarios y secundarios en Realicó (La Pampa). Egresada en 1984 del Profesorado en Letras en la Universidad Nacional de Santa Rosa (La Pampa). Desde 1982 reside en HUINCA RENANCÓ (Córdoba). En 1983 ingresó en la docencia, en el Ipem 141 "Dr. Dalmacio Vélez Sársfield" de Huinca Renancó. Actualmente se desempeña en tareas pasivas, da clases de apoyo a los alumnos que presentan dificultades en el aprendizaje y colabora con el gabinete psicopedagógico de la institución. Se dedica a escribir desde hace pocos años y algunos de sus trabajos resultaron finalistas de concursos literarios y fueron publicados en antologías: El Decir textual (Ed. De los cuatro vientos, 2008); Homenaje a Alfonsina Storni (Ed De los cuatro vientos, 2008) y Lunario (Ed. Dunken, 2008). Los cuentos allí publicados fueron: "El tío Enrique" (El Decir textual); "Deudor moroso" (Lunario) y "El llamado de la selva" (Homenaje a Alfonsina Storni). Hoy nos trae sus poemas.
E Mail: apkhoury@huincacoop.com.ar

CAMPANAS
 
Redoblan  campanas.

Tumulto enlutado camina a la iglesia.

Rezos resignados que hieren montañas.

Viejas mujeres, erosión  del tiempo,

Marchan enfundadas

Con lágrimas grises

y negros pañuelos.

Andar vacilante

Por árida senda.

Imploran  las manos:

Fúnebre plegaria perdida en las cumbres.

El viento que silba,

impulsa los pasos.

Estallan campanas.

el bronce que cruje

con ruegos de auxilio

¡Gritan campanas

Llorosas de sangre!

Campanas que callan

El grito del hombre

 Que saltó  al vacío.
 

SUEÑOS Y REALIDADES


Un pedazo de luna sin estrellas.

 Ceguera y  silencios velan los sueños:

oscuridad placentera.
 

Realidad iluminada de pesadillas y tinieblas;

estruendo de llantos y labios quebrados,

parpadeos amanecidos de esperanzas truncas,

tempestades al acecho,

confusión y vértigo.
 

Sueño de luces y realidad de buitres.

Noches brillantes, los sueños.

Luz tormentosa, la realidad.

Luces y sombras absurdas y mezcladas

Mundo real sin sueños,

ni paraísos ni utopías.

Mundo real soñado

Y sueño realista deseado.


Nos despedimos y decidimos seguir hacia la capital de la provincia, para recibir a EUGENIA CABRAL, quien ya nos ha acompañado en otros recorridos. Reside en la ciudad de CÓRDOBA. En 1981 fue fundadora del Grupo literario Raíz y Palabra. En 1985 formó parte del consejo que fundó la Feria del Libro, organizada por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Córdoba. Fue integrante del consejo de redacción de El Cronopio, revista cultural y política, entre 1987 y 1988. Dirigió la editorial de poesía Ediciones Mediterráneas, para autores de Córdoba. (1988-1992). Dirigió la revista Imagin Era – La Creación Literaria (1991-1993). Colaboró en el suplemento cultural del matutino La Voz del Interior, con artículos sobre poesía de Córdoba y otros aspectos de la literatura (1993-2000), y en la revista Aquí Vivimos, con notas sobre temas femeninos. Ha realizado textos para video-arte (El Buscador de Soles y El Ojo y la Mano), y guiones radiofónicos (La Botella Azul, FM 94.3, U.T.N.). Es colaboradora literaria del teatro La Cochera, junto al director Paco Giménez. En el mismo teatro, realizó la dramaturgia de Una Lección de Oscuridad, basada en textos de Valère Novarina. Libros publicados: El Buscador de Soles, poemas (Ed. Municipal de Córdoba. 1986); Poesía Actual de Córdoba- Los años ’80, antología (Ed. Mediterráneas. 1988); Iras y Fuegos – Al margen de los tiempos. Poemas en prosa (Ed. Último Reino. Buenos Aires, 1996); La Almohada que no duerme. Relatos (Ed. Del Boulevard, Córdoba, 1999); Cielos y barbaries. Poemas (Alción Editora. Córdoba, 2004); Un Golpe de Dados, poema de Stéphane Mallarmé, versión en español de Agustín Oscar Larrauri, estudio preliminar por Eugenia Cabral (Ed. Babel, Córdoba, 2008); Tabaco, poemas (Ed. Babel, Córdoba, 2009). Asimismo integra: Antología poética – Grupo Raíz y Palabra (Edición de autores. Córdoba, 1984); Los poetas de acá - II (Biblioteca Página 12. Córdoba, 1993); Breve muestra de poesía contemporánea del Río de la Plata. Homenaje en el centenario de Manuel Navarro Luna (Bianchi Editores. Buenos Aires. 1994); Poetas 2. Selección y prólogo de Juano Villafañe (Ed. Desde la Gente (Buenos Aires, 1999); Árboles Nativos del Centro de Argentina. Estudio ecológico realizado por Ulf Ola Karlin y Pablo Demaio (Colin Sharp, para Ed. L.O.L.A., Buenos Aires, Agosto de 2002); La Tierra del Conjuro.(Agencia Córdoba Cultura, Mayo de 2005); Ciclo de homenajes a escritores de Córdoba (Municipalidad de Córdoba, Dirección de Cultura, Departamento de Letras y Teatro. Septiembre de 2005). Distinciones Obtenidas:Tercer Premio en el Concurso Nacional de Poesía “90 Aniversario Diario El Liberal”, de Santiago del Estero, Argentina (1989). Premio de Poesía del Instituto CIDAM, 1991, en reconocimiento a la labor literaria y cultural. Finalista de honor en el Premio Mundial de Poesía “Andrés Bello”, otorgado por la Sociedad Venezolana de Arte Internacional SVAI. Estado Guárico, Venezuela. (2009). Tercer Premio de Poesía en el certamen internacional “Mujeres Silenciadas. Argentina Rubiera”, convocado por el colectivo El Fresno de la Asociación Les Filanderes, patrocinado por el ayuntamiento de Langreo (Asturias, España). Mayo, 2010. Mención del jurado, categoría “Poesía”. IV Concurso Nacional de Cuento y Poesía “Adolfo Bioy Casares”. Ciudad de Las Flores (provincia de Buenos Aires), octubre de 2010. Aquí nos deja poemas de su autoría.
E Mail: ecabral54@yahoo.com.ar
 
F R E S C O  Y  D E T A L L E S DE  UNA  ESCENA  ARGENTINA

                1

La niña tiene miedo de su padre

que está de espaldas a ella.


El padre anhelaría volver la cabeza

hacia el rostro

de los que susurran su destino.

 
La anciana separa los granos buenos

de los muy buenos

y deja los malos para la vecina.

 
El cielo se desplaza de derecha a izquierda

como un film tras una ventana de utilería;

al fondo del cielo se ven –disminuidos

por la perspectiva –los altos picos de los Andes.

 
________2                         

La madre divorciada cose en la máquina Singer

bajo la galería guarnecida por el tamiz de la parra;

en su casa no hay retratos de Evita ni Perón;

y nadie la ha amado salvo

su hermano, jugador por cuenta de Dios;

un conciliábulo de fantasmas

chismorrea  -en un ángulo del patio –

y una joven muerta guarda silencio,

disimula las ganas de preguntar

a la divorciada cómo es tener marido.

 
               3



En  favor de la libertad,

el gato no es alimentado

por la mano del dueño.

 
Al niño, en cambio,

hay que seducirlo

y ciertos ángeles

le diseñan chocolates

en forma de golondrina.                                      

 
              4

La hermana mayor comenta

el prodigioso tamaño del pene del amante

que circuló entre varias amigas.

Espantosamente grande. Era para varias.

 
La mujer sentada al extremo de la mesa

(cuando la niña huye hacia el fondo de la casa)

se coloca el índice sobre los labios

en señal de silencio.                

                  5

Como un dios en danza de dioses

él la convoca a la fiesta del cuerpo

y a abandonar la tristeza

de aquí a la eternidad.

 
Al desabrocharse la blusa

ella está naciendo de los encajes

con que su madre la vestiría

para la boda, como si naciera

de la espuma.                                                                                

   
              6

Él apostaba chocolates

a que era el mejor.

 
Gastó tres tercios de la vida

a la cabeza del santo de su nombre.

 
Su padre sí lo apreciaba,

por la buena razón

de que sabía entonar canciones.

   
               7

 
Gastó un décimo en salvarse,

cuatro cuartos en agradar a los padres,

dos tercios en lustrar los zapatos,

cuatro octavos en saludar

y ocho novenos en seducir.

 
Era agradable eludir su presencia

ungida de lavanda o vetiver.                                                                                                   

                  8

La madre es sutil.

Sobria es la firmeza de su imagen.

 
Un olor a ropas lavadas

impregna la sala de costura

donde la matrona plancha de pie

los manteles para el altar

cuando las sirvientas

han preparado la merienda

y se lo anuncian en voz baja.

 
            9

Ya no existen los esclavos

en las colonias del Río de la Plata.

 
Este mulato es peón de limpieza.

Friega las baldosas por donde la niña

camina descalza a la siesta

con un libro en la mano

y el cabello atado con tiritas

para formarle los rizos.


Sobre los pisos lustrados,

las huellas de sus pies se marcan

por la transpiración

y fugazmente se evaporan,

pero el sirviente alcanza a ver el reflejo

del sexo púber en las baldosas.                                                                      

 
             10

Ella  enjabona su rostro,

levanta la barbilla hacia el espejo

y ve allí una Afrodita doméstica

nacida para ser amada.


Escribe poemas donde mitifica

que el mundo es un lecho moviente,

un espejo de agua

abigarrado de camalotales

donde podría vivir y morir

siendo princesa aborigen,

domeñada y feliz, con señales de amor

en el cuerpo. Pero no le ha dicho eso

a su madre.

 
               11

Él hablaría de la pena,

mas debe sostener el rostro

con las dos manos en candelabro

debajo de su mandíbula.

Él imploró a los dioses la gracia

de componer un poema de amor.

Lo hizo con resistencia.

Como quien cumple una proeza.

 
Él rogó a los dioses

que le concedieran

la proeza de vivir.

 
Lo hizo cálidamente,

cuando aún era niño

y se adormecía sobre los manteles

que iluminaban sus manos

al tomar los alimentos.

 
Él imprecó a los dioses

con los dedos en garfio sobre el vaso

y les recordó la promesa -sobreentendida-

de concederle escribir un poema de amor.

 

G L A U C E

Del mar viene tu voz.

De todos los mares y todas las mareas.

De oleajes de trigales que mecían


a tus parientes gringos y pampeanos,

coronados por el flamear

de las migrantes banderías anarquistas

con sueños de paz y marejadas de pasiones.

 
Glauca, Glauce, marina.

Arrojada en otras violentas banderías,

amplia como la oscilación de la blancura.

 
Te desespera la sed del mar en esta mediterranía

siempre sedienta de grandes hechos,

siempre devuelta a la gravedad de las campanas.

 
Al fin todo es doméstico. Todo misterioso.

Lo grande nace de lo pequeño.

No viene del mar sino de la semilla.

No del infinito, sino del sol.

Pero tú renaces de los aires que producen

miles de banderas opuestas y coincidentes

balanceándose a un mismo ritmo.
 

Todo habla en ti.

Las revoluciones y las magnolias.

Las abuelas y las galaxias.

El amado y la muerte.

 
La poesía es a ti lo que la forma a la belleza.

Un soplo en el barro.

El roce de dos pedernales.

 
Y la palabra te transforma y aniquila.

Te hace suya. Te pide que seas viril para poseerla

y femenina para deslumbrarla.

Ningún otro destino te pertenece.

Ninguna otra pasión jugarás tan sabiamente.

 
Has venido del mar a la superficie de los genocidios.

Pero mira: toda palabra antes de nacer

recorre su propio olvido.

Alaridos de órdagos en retirada

apagan tu voz

como la polvareda al canto de un pájaro.

 
Tu voz.

Desnuda y perfecta.

Plena y aciaga

como la hoja de acero del destino.

                                                           Del libro “TABACO - L a    S i n r a z ó n - 1987 – 1993”
 

Tomamos unos ricos matecitos, degustamos los infaltables criollitos y ya recuperada, la locomotora puso proa a la provincia de SANTA FE, para recibir nuevamente a STELLA MARIS TABORO. Dejo que se presente a sí misma: “Soy Maestra Normal Nacional y Profesora de Historia. Nacida en la ciudad de Rafaela, en la provincia Santa Fe, resido en la ciudad de SAN JORGE (prov. de SANTA FE). Me desempeñé como docente durante 33 años. Sostengo que "si no compré mi cerebro, si lo he recibido por gracia divina, todo lo que creo no lo registro, lo dono, mis escritos cuando salen de mi ya no me pertenecen y en el papel siembro semillas para alimentar a mis hermanos”. Nunca he participado en concursos ni antologías. Mi inclinación por el escribir, lo he expresado en versos: Vivo y muero en mis letras./ Hay algo imperceptible / que derrama en mí esta adicción / de la que no puedo escapar, / y donde me nutren /arroyos interminables”. De esos arroyos interminables nacieron estos libros de poemas: “Sonidos de luces y sombras” – “Burbujas del alma” – “Rocíos de versos” – “Pétalos en el viento” – “Olas del silencio” – “El cuenco de mi valle” – “Tinta de arrope” – “El cielo de mi atardecer” – “Transparencias del alba”- “La historia en poemas” – “Pájaros en mis manos” – “Flores en suspenso” – “Poemas de cristal” – “La otra piel poética” - “Esparciendo esencias”. La mayoría de ellos nacieron artesanalmente de mis manos. Además soy autora de relatos fantásticos: La dama del rojo clavel”; “La casa del fangal”; “Donna dentro nelle storie”; “Rosas amarillas”. MI literatura infantil abarca cuentos y poemas”. Hoy compartimos un cuento que nos recuerda nuestros orígenes y un breve poema.
E Mail: smtabo@gmail.com


SUEÑOS

Quién habla con la luz .Sólo los pájaros cuando despiertan.

Magia nace en el espacio cuando en su abismo ellos dialogan.

¿Adonde queda  ese coloquio?

 
Había nacido una noche en que la luna estaba tan redonda y brillante como moneda de plata,  lo llamaron Licanqueo. No fue casual .El jefe de la tribu quiso que su nombre fuera tan limpio como las piedrecillas blancas debajo de las cascadas y que supiese desatar los hilos de nubes para que siempre brille el sol.

Sería vida y sueño. Había llegado impregnado con mandatos profundos, que debía cumplir aunque viniesen fuegos alborotados .Escucharía todas las voces , los ecos ,las acciones. Andaría como antorcha prendida por todos los caminos, los valles, las sierras y los llanos. Nadie advertiría su presencia.

Así, Lincaqueo fue creciendo con ese mandato habitado en él , como guirnalda.

Sabía que había una comunión de sangre en el escenario que recorrería y entonces podría vivir una existencia sin fugas, no serían ignotos los surcos que vendrían, y un oleajes de estrellas serían sus guardianes.

Pero entonces, no había imaginado ver a hermanos enfrentados, hablando de Patria, pero de ella se olvidaban y dividían al suelo, en el interior y el puerto.

Y vio batallas y trampas.

Quiso Lincaqueo , no ver sangres maniatadas ,ni palomas sollozando .Seguía como eterna antorcha dispersándose como lenta lava y esperanzado buscaba símbolos de paz .Y veía golpeando en el suelo a la falsa armonía por organizar el Estado y notaba que rodaba una bola aristocrática aplastando a los demás .

Se elevaban murallas entre el gaucho y la “civilización” y sacaban a los indios para enviarlos a la “frontera”. Todo un claustro de clarines retumbando. Historias de noches agobiantes, de escondites al filo de los tejados, de gargantas ahogadas en sus llantos y quiebres de alas arrojadas en el mar.

Lincaqueo seguía viviendo en la tibia lluvia de sus sueños, estremecido por las hirientes decisiones de los mandones .

Discurría en el agua azul de sus anhelos por ver cadenas de manos que se unen, ver arroyos de encuentros hermanados. A veces se volvía viento recorriendo de norte a sur a este suelo y el paisaje lo alentaba. Exceptuando a algunos pueblos, los demás sólo cultivaban rosas hirientes de acero.

Le parecía ver un juego siniestro tirando la taba cargada en cada acto electoral. No quería la palabra “fraude”, pero retumbaba en sus oídos como collar de cascabeles. Despreciaba la palabra “represión” que tenía el sabor de los venenos mortales. Intentó sepultar todos hechos que dejaban a la libertad en una guarida oscura. Los juegos sangrantes seguían pero Licanqueo seguía creando huracanes de sueños.

Entonces, cuando el mes de mayo llegaba, sostuvo fuertemente las doscientas columnas doradas, creadas con el sol de la bandera, y lanzó un grito con sonidos celestes y blancos, llamando a todos a la unidad.

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PREGUNTAS

¿Por qué estoy aquí ahora?

¿Por qué en este siglo, este milenio ,

en este espacio?

¿Quien quiso que este aquí

flotando en olas de lágrimas?

Por qué, en este mundo

tan distinto del que fue en su origen,

tan distante del que será y no veré?

 
¿Qué misterios conjugaron los genes

cuando decidieron mi piel , mis formas ,mis manos, mi ser?

¿Que luces me dieron la bienvenida

aquel mes de diciembre?

¿Cuantos oídos escucharon mi primer llanto?

 
La vida me lleva

en sus manos seguras

como a un niño

que no sabe a donde irá .


No sé por qué llegue aquí

no se cuándo me iré de aquí.

 
El misterio, sólo el misterio

Inventó mi llegada,

el misterio marcó

una señal para que ocupe un lugar aquí .

 
Nos aprovisionamos de alfajores y partimos hacia la Reina del Plata. Allí nos esperaba GRACIELA MONGE, nueva pasajera. Reside en BUENOS AIRES. Narradora. Escritora. Actriz. Asistente de dirección. Ha publicado cuentos en “80 Cuentos en el aire”. Antología auspiciada por Radio Mitre y en el “Boletín del Círculo de Cuentacuentos” Coordina y dirige la agenda “Más que Una” que difunde y publica a escritores noveles; reseña semanal de actividades artísticas en Buenos Aires y el interior. Coordinadora de Talleres y Seminarios “Taller de escritura Creativa”: intensivo de seis días.- Octubre 2010 La Paz, Bolivia. “Taller de escritura Creativa”: este taller formó parte de la antología 2009 “El Libro de los Talleres” publicada por Editorial Dunken. “Taller de introducción a la Narración Oral Espejos del Alma”. “Entrenamiento en Narración Oral para actores”. “Antahkarana Espiritualidad Creativa”. Seminario “Imaginando El millonésimo Circulo” Acompaña dos relatos, plenos de sentimiento y emoción que, imagino, disfrutarán.
E Mail: masqueagenda@gmail.com

LA DAMA Y YO

Entonces… el tío Héctor se murió, después de meses de entrar y salir del hospital, perdido en el limbo en que lo tenía la enfermedad con nombre alemán, entrego su cuerpo y partió.

Viejas conocidas somos la muerte y yo. Suelo contar que cuando era chica prácticamente vivíamos en el cementerio. Un mal chiste, para explicar una serie de muertes prematuras que marcaron mi infancia y me enemistaron con ella durante mucho tiempo. Asociada al dolor y la perdida, anduve sin mirarla y sin querer hablar del tema.

A la dama le conozco el olor; el de los velorios de la infancia, al que nos llevaban en un afán pedagógico de explicar eso que no puede ser inventariado. El de los cementerios, con sus flores agonizando al sol en coronas recordatorias. El de los panteones con muertos nuevos que llegan a habitarlos. El del que se muere solo y es descubierto muchos días después; como le pasó a un vecino mío cuando vivía en San Telmo. El olor de los animales despanzurrados en el campo, que tanta fascinación despertaban en mí con sus ojos vidriosos, allá por los días en que todo era nuevo. Cada uno tenía una tonalidad distinta, pero todos hablaban de ella.

El cementerio de la Chacarita abrió sus puertas a un bulevar oscurecido por la mañana gris y lluviosa. (Esta no es frase hecha, la mañana realmente estaba así). Recuerdo que Castaneda dice que cada uno camina con su propia muerte, después de cumplir los cincuenta estoy en dialogo permanente con la mía, aunque por ahora no se dé que color son sus ojos.

Quien me lea puede pensar: la muerte es dolor, vacío, ausencia, corazón partido, tristeza eterna o bien: paz, liberación, camino. El hecho de que no haya crónicas certeras de lo que pasa del otro lado no facilita las cosas. Pero quien ama la vida acepta la parte del todo que desconoce. Poder pensar y vivir así me ha reconciliado con la dama. Me ha religado con la vida, desde un lugar en el cual la única opción posible es la plenitud.

El tío Héctor se fue, su aliento ha dejado este mundo. Veo el mío empañando el vidrio de la ventanilla del colectivo y pienso que es tan inmensa esta humanidad que me habita, es tan prolífico y variado este planeta que me sostiene, que considero imposible que tanta belleza y maravilla termine con el rigor mortis.

Escribe alguien que no sabe, que nunca ha cruzado ese puente. Que ha observado desde el lado de la vida los estragos que algunas muertes provocan. Sin embargo, esta finitud me ayuda a ordenarme en el día a día. Sabiendo que no hay otra posesión que el aire que ahora respiro, trato de construir en la certeza que por ahora es lo único que tengo.

 
LA REINA Y YO

 
En los últimos cuatro meses me he mudado dos veces. Toda mi vida de estos años entró en unas cuantas cajas. Volví a vivir en Buenos Aires, veintiún años después y cuando ya no lo esperaba. Son días de profunda transformación.

Para hablar de Buenos Aires apelo a un recuerdo de mis catorce años. Papá nos trajo a todos a pasar unos días con  la familia. Veníamos de un pueblo que en ese momento no llegaba a los cinco mil habitantes. De pronto me encontré en Carlos Pellegrini y Lavalle. Dos ojos eran poco para abarcar lo que veía: Cines, negocios, Pumper Nic y sus hamburguesas gigantes, un mar de gente en continuo movimiento.  Era noche y Lavalle irradiaba en luces de neón, carteles, gente, música, borracha de Buenos Aires quede esa noche y todavía me dura.

Se dice que es bella que es puta que es santa que tan europea que tan cosmopolita. Nos regala el privilegio de pasar desapercibidos. Para mi fue un paraíso de libertad en los ochenta venia de la realidad controladora del pueblo, acá mis shorts no eran tan cortos ni mis remeras tan descaradas. ¡Muerto el perro se acabo la rabia! De pronto ya no hubo más rebelión, solo adaptación al nuevo entorno.

Por los noventa, casada y con mi primer hijo en brazos nos fuimos a vivir a Wilde y allí trascurrió la crianza de los hijos, la vida,  todos estos años con domicilio en zona sur. Igual la visite diariamente: trabajo, trámites, estudios, salidas, siempre me trajeron a la Reina del Plata aunque el domicilio real fuera otro. El real, porque en mi documento siempre estuvo el primero, el del departamento que me albergo cuando hace ya casi treinta años, vine traída por vientos santafesinos.

Ahora, respirando nuevamente como local la miro y la descubro. Un paisaje diferente en esta ciudad tan entrañablemente conocida. Me albergó Parque Chacabuco y la calidez del hogar de una amiga que compartió conmigo su techo, sus hijos y el parque: bello, frondoso. Desde ahí descubro los atardeceres nacarados de esta amiga reencontrada. La bicicleta se aprende el camino al Parque Roca bajo los árboles de la avenida. La belleza de esta ciudad, en recorridos nuevos.

Buenos Aires, siento que Latinoamérica te esta ganando. Me gusta tu mixtura de colores y sonidos, las ferias en tus plazas. Me gusta Pompeya llena de peruanos y bolivianos. La feria en el Bajo Flores que me hizo sentir en El Alto. Entrar al mercado de Carlos Calvo y Bolívar un pedacito de San Telmo inmutable al paso del tiempo. Parque Patricios y su impronta de barrio (Está igual que en mis recuerdos de la infancia). Tantos provincianos como yo cobijándose en tus calles. Entre esta actitud mezcla de superados y analizados, que tiene la población porteña, tan barrial y cosmopolita al mismo tiempo.

En este volver después de haberme ido, te voy descubriendo los pliegues, los rincones. Tus bulevares fastuosos a fuerza del verde de los  paraísos. Bares atemporales, vecinas con changuitos. Avenida Santa Fe y su toque de chica con clase. Plaza San Martín y su derroche de arquitectura, una tarde que lloviznaban flores de palo borracho.

Con un pie en la línea de salida al próximo viaje, abierta mi alma al dibujo del universo, te miro desde un balcón selvático de Palermo. Espero la campana de largada, pero mientras tanto te disfruto hasta el ultimo pliegue, se que entre todos los regalos que me diste esto años, hay uno que es el mas preciado. El inmenso regalo de tener un lugar amado a donde volver. Siempre.


Dimos la consabida vuelta por el Obelisco y ya un poquito cansado el trencito decidió regresar. Y aquí los esperamos para recibir sus cuentos y poemas (más una minibiografía) en: millaco@ciudad.com.ar
Un abrazo y ¡nos estaremos reencontrando pronto!!!

CRIS

 

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