Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 111

¡PASAJEROS AL TREN!!!!!!!!!!!!!!!
 
Superado ya el fervor mundialista y futbolero nos reencontramos para transitar el camino de las letras. Con las ganas de ganarle por goleada a la ignorancia, el racismo, la violencia, la intolerancia, la incomunicación y el desamor. Pues la palabra es nuestra arma y con ella podemos conquistar el mundo. Tarea difícil pero no imposible ¿no creen?
El trencito esperaba en el andén y sonó la campana. Por aquello de que “la caridad bien entendida comienza por casa” la primera pasajera de hoy es esta maquinista. Mi biografía la tienen en esta página, no hace falta repetirla. Y hoy les traigo un cuentito, de una serie, que les arrancará alguna sonrisa. Dedicado a las damas. Ellas saben por qué …
 
GALANES EN INTERNET
 
EL CRIADOR DE CABALLOS
 
    Se presentó como criador de caballos de polo y a lo largo de una docena de E- Mails intercambiamos datos y experiencias de nuestras vidas. Parecía tener un buen nivel cultural y ser un señor interesante para conocer. Dijo vivir en un campito en las afueras de la ciudad de Córdoba y pronto manifestó un destacado afán por que nos encontrásemos personalmente.
    Claro … la cuestión era la distancia.
    Más … para un alma andariega como yo …. no era demasiado problema.
    La propuesta de Lucía, quien viajaba a la Docta para ver a sus hijos que estudiaban allí, me cayó de perlas. Armé el bolso y partimos sin más dilaciones.
    El sol caía a pleno sobre la Cañada y perforaba el verde añoso de la arboleda. La voz de Lucía interrumpió mis ensoñaciones:
    ¿Trajiste la foto?
    La miré con sorpresa:
    ¿La foto? ¿Qué foto?
    ¡Pues la del tipo que vas a conocer!- respondió con prontitud - ¿O de que modo lo vas a identificar?
    Mi cara de desconcierto fue respuesta suficiente. ¿Qué podía decir? Tenía un teléfono para llamar a Pedro pero ¿foto? … ninguna.
    Mi amiga me miró fijamente, esbozó una sonrisita irónica y largó con tono filosófico mientras estacionaba el auto:
    Bue … ya le encontrarán la solución
 
    Durante el viaje Lucía me había comentado que tenía entradas para ver esa noche un recital de la Jazz Ensemble en el teatro San Martín. Le aseguré mi compañía y decidí combinar el encuentro con Pedro para el final de la función.
Hablamos por teléfono y, dado que el señor manifestó que también pensaba asistir, quedamos en vernos en el teatro. Por supuesto, la pregunta de rigor fue ¿Y cómo nos reconoceremos? Que no era cuestión de llevar un clavel en el pelo onda gitana flamenca …
    Es fácil – respondió él – usaré un sobretodo color tabaco y una bufanda roja …- dicho lo cual cortó la comunicación.
 
    Media Córdoba había decidido darse cita ese viernes en el San Martín. Por aquello de “a quien madruga Dios le ayuda”, llegamos con 15 minutos de anticipación y nos posicionamos en un ángulo que nos permitía ver todo aquel que ingresaba al hall. Fumamos un par de cigarrillos, analizamos la moda femenina lucida por las cordobesas, dimos puntaje a varios señores de buen ver y … nada sucedía. A esa altura –y dada la aglomeración-  semejábamos dos jirafas elevando el pescuezo entre la multitud para distinguir un abrigo tabaco y una bufanda roja. ¡Vano intento! Por fin nos decidimos a ingresar a la sala a disfrutar la música.
    Concluido el recital mi amiga sugirió salir con prontitud para seguir oteando el panorama. Y así nos estacionamos otra vez en el hall mientras el público desfilaba rumbo a la salida. Ni rastros de Pedro … o de su vestimenta … Era evidente que el galán había fallado.
 
    El sábado, mientras recorríamos los negocios del Patio Olmos, mi celular sonó. ¡Albricias! ¡El señor desaparecido daba señales de vida!
    Debo reconocer que se deshizo en disculpas, alegando que uno de los potrillos había sufrido una descompensación y debió esperar la llegada del veterinario.
    Mostrando mi comprensión le dije que no se preocupara, que podríamos vernos por la noche. Y seguía pendiente la cuestión del reconocimiento …
    Nos citamos a las 20 hs. en el restaurant confitería del Jockey Club (una paquetería total) y especificó que portaría una campera de zorro y la consabida bufanda roja.
    ¡Campera de zorro! Me despedí con prontitud, corté y largué la carcajada. Lucía me miraba pensando que la tensión me había enloquecido. Cuando conseguí dejar de reír le expliqué el “detalle” de la vestimenta y, por supuesto, exigió que tomase atenta nota y le contase con pelos y señales absolutamente todo.
 
    El atardecer era hermoso y la ciudad bullía de movimiento. Me dije a mí  misma que tendría oportunidad de conocer la confitería de la que tanto y tan bien me habían hablado. Y, en verdad, valía la pena introducirse en ese ambiente casi detenido en el tiempo, donde la madera, el cuero, la iluminación suave se equilibraban armoniosamente. Elegancia y confort … voces mesuradas … y sentado frente a una mesa lateral un cincuentón canoso, de larga bufanda roja y campera combinada de cuero y ¡¡zorro!! Debo confesar que la campera era preciosa: un trabajo excelente que alternaba ambos materiales con gracia y cuidadosa terminación. ¡Hubiese querido lucirla yo!
    No cabía duda: Pedro presente de cuerpo entero.
    Nos saludamos con un besito en la mejilla, tomamos asiento e inquirió que quería tomar. Como para ir tanteando el terreno pedí un cortado doble.
    El mozo, veloz, se acercó con el pedido y esa pareció ser la señal para que se inspirase y comenzase a hablar. Fíjense que no digo “dialogar”. ¡No! Creo que ese era un término que escaseaba en su vocabulario.
    Así me enteré que, amén de su tarea de criar caballos de polo junto a un socio, el hombre tenía, desde hacia varios años, un programa de radio dedicado al tango.
    ¡Qué interesante! –alcancé a deslizar- me encanta el tango.
    Creo que fue mi última intervención antes de verme abrumada por un monólogo sobre los diferentes autores, títulos, cantores y orquestas, la difusión del tango a nivel mundial, su importancia como embajador cultural de nuestro país y demás datos alusivos a la cuestión. Hay que reconocer que Pedro sabía de que hablaba y, era evidente que, al no escuchar más que monosílabos tipo “qué bueno”, “no lo sabía”, “¿en verdad?”, “¡no me digas!”  (únicas palabras que podía intercalar cuando él hacía una pausa para respirar) se convenció que tenía una escucha atentísima.
    A esta altura de las circunstancias el restaurant estaba lleno. Tres nobles damas, sentadas en la mesa junto a la nuestra, devoraban con los ojos la mentada campera. Y cuando no cuchicheaban entre ellas se inclinaban como para oír de que se hablaba. Les sonreí displicentemente. Los mozos pasaban en rápida sucesión transportando apetitosos manjares. Los aromas combinados de tantas delicias culinarias me estaban mareando. Mi pobre estómago había comenzado a interpretar una sinfonía de sonidos diversos que nada tenían que envidiar a los de la Jazz Ensamble. ¡¡Estaba muerta de hambre!!
    Una chispa en los ojos debe haber delatado mi inquietud pues Pedro, cortando su verba tanguera inquirió:
    ¿Querés otro cortadito?
    ¿Qué responder? ¿Qué en verdad quería un lomito con salsa de champignones y papas fritas como el de las señoronas de la otra mesa? Me resultaba chocante. Apechugué entonces con otro cortado y devoré la galletita diminuta que lo acompañaba.
    Creía que era llegado mi turno de hablar. Pero el breve silencio fue roto por su voz (realmente linda, bien radiofónica) que atacaba el otro tema que, según él, le interesaba en profundidad. ¿Fútbol? ¿Política? ¿Religión? ¡No mis queridas amigas!: la Segunda Guerra Mundial. Sí, como lo escuchan.
    ¡Caramba!- me dije a mí misma – la historia siempre me ha interesado y soy persona de leer mucho. Ahora podremos charlar en serio. ¡Qué errada estaba!
    Pedro comenzó con la situación política en la Alemania de posguerra, el nacimiento del nazismo y su influencia sociocultural. De allí en más me describió (en detalle) todas y cada una de las batallas libradas, la estrategia seguida, las decisiones políticas que involucraron y las causas de la derrota final de Hitler. Mi contribución se limitó a una modesta oposición en algún punto con el que no coincidí, lo que no restó efectividad a su discurso. Por tanto me llamé a silencio.
    Oportuno además pues, a esas horas, el hambre que me atenazaba sumado a los perfumes de las viandas vecinas me había nublado totalmente el entendimiento.
    El tiempo corría veloz y no había miras de que fuésemos a ingerir algo más. Mi cabeza estaba a punto de estallar con tanta cháchara y decidí dar un corte a la situación. Con mi voz más dulce le dije:
    ¿Me podrás perdonar? Mi amiga me está esperando... El encuentro está interesante pero no puedo defraudarla.
    Se comportó como un caballero y aceptó mi explicación sin discusiones. Su gentileza lo llevó, además, a acompañarme caminando hasta el departamento. Y allí nos despedimos con la promesa de seguir manteniendo el contacto.
 
   Lucía se abalanzó sobre mí en cuanto abrí la puerta.
    ¿Y… qué tal? ¿Cómo te fue?
    Sin mayores explicaciones pasé corriendo hacia la cocina mientras le preguntaba:
    ¿Quedó algo de comer?
    Abrí la heladera y me enfrenté con un panorama desolador. Me empiné entonces hasta la puerta de la alacena, manoteé un paquete de fideos moñito, puse una olla al fuego e inquirí:
    ¿Hay manteca y queso rallado? 
    Mi amiga largó la carcajada y preguntó con sorna:
    ¿Tan malo fue?
 
    En el viaje de vuelta cumplí mi promesa y le relaté el encuentro con todo detalle. Como agradecimiento le ofrecí que, en caso de necesitar algún dato sobre el tango o las guerras mundiales, recurriese a mí sin problemas. Que ya era casi ¡una experta!
    Nunca lo volví a ver ni me comuniqué con él … Había tenido suficiente de
Don Pedro y sus aficiones.
 
 
La locomotora humeaba mientras recorría los kilómetros que nos separaban del aeropuerto de Ezeiza. Ocurre que el trencito decidió darse una vueltita por México para recibir a un pasajero que ya nos acompañó en otro viaje: DANIEL GOROSITO PÉREZ.  Nació  en Montevideo (Uruguay) el 24 de junio de 1961. Está radicado en IRAPUATO (MÉXICO) desde 1991. En el año l999 obtiene la ciudadanía mexicana por naturalización. Estudios en Periodismo aplicado a los Medios de Comunicación Social con Postgrado en Enseñanza Universitaria. Diplomado en Desarrollo Humano Integral. Actualmente cursa 8º Semestre de  la Licenciatura en Sociología. Catedrático Universitario, Periodista, Conferencista,  Poeta, Ensayista e Investigador. Ha obtenido premios de Periodismo, Ensayo, Cuento y Poesía en México, Uruguay, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Alemania y Francia. Ha integrado antologías poéticas en México, Argentina, Italia y Estados Unidos. Columnista de Análisis Internacional y Temas de Defensa en publicaciones de México, Uruguay, Argentina y Ecuador. Miembro de la Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP), Poetas del Mundo y Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Ha publicado en Brasil, Ecuador, Suiza, Italia,  México, Argentina, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba, España, Rusia, Israel y Paraguay. Integra 10 antologías internacionales y 3 nacionales (Poesía, haikus, poemínimos y microcuentos). Hoy nos entrega sus poemas. Que los disfruten.
E Mail: wd_gorosito@yahoo.com.mx
 
 
PRIMERA LÍNEA
                                              
Mientras trato de escribir,     
mastico un poco de sol.
Las hojas sueltas me rodean.
Pasan poco a poco los minutos
y expulso lentamente,
la primera línea de un poema.
Escritura escarpada, ambigua e infinita.
Plasma historias de pesimismo maldito,
y soledades humanas,
que conducen a una batalla,
de final incierto.
 
 
MIRADA POÉTICA
                                              
Hacia dónde mira el poeta,   
a las oscuras, ígneas,  difusas,
hendiduras del alma.
Inicia viajes sin horizontes reconocibles
a través de su escritura
sólo visitados por él.
Otras veces se sumerge en los pantanos
más lúgubres del alma.
Se trasforma en explorador
de insondables veredas.
Habla del olvido sin retorno, de las sombras,
de los cielos y fantasmas,
del amor y del encono;
del delirio y la soledad;
de la mirada y del tacto;
del recuerdo y los ecos.
Del hombre y la mujer,
de vida y muerte,
de amor y guerra,
mira al norte y al sur,
mira sin ver.
 
 
SE BUSCA POEMA
 
Ayer escribí un poema magnífico.
Hoy lo perdí.
Hablaba del fuego, el agua, el aire y la tierra,
Elementos de vida y destrucción.
 
No se,
lo perdí en la memoria
o en el entresueño.
 
Lo perdí entre el miedo de perder.
Si un hombre no tiene miedo,
es un héroe,
si tiene miedo es porque tiene conciencia
del peligro y es un sabio.
 
Al leerlo me dio miedo de perderlo,
arte que entra por los ojos,
 y es maravilloso por el solo hecho de verse y sentirse.
 
Yo, con el egoísmo de poseer
algo que otro no posee,
pienso en el gozo de sentir ese poema
y no lo comparto,
de sentir ese miedo al leer,
y no lo comparto,
de sentir ese miedo de perderlo,
y lo perdí.                               
                      
Bebimos unos tequilas escuchando a los mariachis … y hubo que partir de regreso a la patria. El trencito enfiló para el Gran Buenos Aires, con más precisión a la ciudad de LANUS. Y allí ascendió un nuevo pasajero: EDUARDO PÉRSICO. Nació en Banfield y vive en LANÚS (prov. de BUENOS AIRES). Publicó en 1978 “Crónicas del Abandonado” (Cuentos. Editor Mensaje. (Faja de Honor SADE); 1982 “Gardel Supo Retirarse a Tiempo” (Corregidor, Novela);1983 “Resistencia Lunfarda” (Poemas. Edit.Rueda); 1986 “El Olvido está en Libertad” (Novela, Edit..Futuro(; 1989 “De nuevo lejos de Uppsala” (Novela, Edit.Bell); 1993 “Un Mundo Casi Feliz” (Cuentos y Poemas); 1993 “ Nadie Muere de Amor en Disneylandia” (Novela. (Premio Fondo Nacional de las Artes); 1995 “Cuentos con Mujeres (Beas Edit.); 1998 “Madame Bovary era una Buena Chica” (Novela, Edit. AINI); 2001 “El Infierno de Rosell (Novela. Edit. del Leopardo); 2004 “Lunfardo en el tango y la poética popular” (Ensayo. Edit. Proyecto, ver en Internet). Participó en: Fútbol a Puro Cuento,  Escritores argentinos  según ellos mismos,  Univ. INCCA de Colombia y compilado por Joseph Vélez, de Baylor University USA. Cien sonetos Lunfardescos,  de Academia Porteña del Lunfardo y Los que conocieron a Borges nos cuentan, Edit.  Tres Haches. Expuso en USA, España, Canadá, Cuba y otros de América Latina.  En USA en el Hunter College of the City University of New York;  Borough Manhattan Community College of New York;  Baylor University de Waco, Texas; Greeley University, Fort Collins University, Colorado, y también en la York Universty of Toronto, Canadá. Participó en la Bienal de Poesía en Madrid y y por el Instituto Hispánico de California en la Univ.Pedagógica de Santiago de Chile y en Asunción, Paraguay. Fue invitado a la UNEAC de la Habana, Cuba, Domínguez Hill University, Los Angeles y a la Bienal del Libro en Río Centro, Brasil, en el 2001 y 2002. Desde el año 2011 coordina sobre Cultura Popular en Sociales de la Univ. Lomas de Zamora. (Año 2014). Traigo hoy un cuento de su autoría, que invita a la reflexión.
 
 

ALICIA PLANCHA SU PAÑUELO.

 

Sólo algo no existe; es el olvido.
Jorge Luis Borges.

          Tal vez fuera la Madre Superiora quien dijera ‘las alumnas reclaman por el gusto de hacerlo’, y en aquel atardecer de víspera increíble Daniela quince años.
         Ayer nadie la vio, mejor es no hablar de cosas tristes, o ’por algo será’; pero ella no aparece y en herencia de sueño que mantienen las hembras, la cepa de la espera les crece cada hora. Y a viento atravesado o en el mar más profundo, ninguna madre olvida ni un minuto su cría. Así que pronto anduvo Alicia por la Plaza de Mayo junto a otras madres y de blanco pañuelo en la cabeza, apretadas del brazo afirmando el mandato de la sangre.
 
           En ellas no valen cobardías ni palabras menores y recorren la plaza sin el mínimo rezo, contrariando amenazas milicas y el cobarde ’yo no me meto en nada’. O el '¿qué quieren esas locas desvelando a la gente que desconoce culpas?' – que aullaron los cómplices ‘diarios de la patria'  anunciando que nada sucediera. Pero, ¿hijos de quienes fueron los muchachos sin rastro tras letales pinchazos y tirados al río?

           Daniela no aparece y ni recuerda Alicia cómo aprendió a llorar en tono bajo y no inquietar los ruidos de la calle. Alguien se ha detenido pero sigue en la noche, el resonar de un timbre solamente es deseo y los autos que pasan se llevan la noticia, en tanto para Alicia no es verdad ese sueño de monstruos asesinos y sellados cuarteles.
           No regresa Daniela y Alicia carga entero su fusil de recuerdo. El  proyectil del tiempo ha de orientar su búsqueda si nada más que el aire, con su manera antigua, puede contar la historia sin rendirse un instante. Y a pesar de todos los pesares Alicia imagina el rostro de quien robó a su hija; y lo trae de ida y vuelta con la furiosa pena de no olvidarlo nunca. Porque al fin, distraído en menesteres del cielo y esas cosas anduvo dios por esos días, sordo ajeno al minuto cuando Daniela quince años, de los pelos y en andas entre voces de mando y brutal reglamento, derrumbada en un piso de orín y violaciones. Y ha de seguir Alicia preguntando a quién le confió dios conducir la manada...
            Pero cada pregunta clavándose las uñas ha sido derrotada de tanto preguntarse. ¿Quién dispuso que Daniela quince años no volviera a decirle que unos tipos de anteojos apagados por cumplir unas órdenes bestiales, la arrastraron y luego lo demás igual de miserable? Hoy Daniela no está y Alicia plancha su pañuelo. Ya vuelta de los años sin consuelo anda su pena visceral contra las voces muertas de los comunicados. ’Señoras, investigaremos hasta las últimas consecuencias’ y otras jaranas que tanto han divertido a tipos de uniforme y de sotana. Pero Alicia pervive, ya sabe quién amenazara ’las alumnas no deben reclamar ni sonreír a destiempo’, infamia que también le duele cada hora. Y el nombre de pretores de astrales intereses al ordenar ’ni una sonrisa adolescente puede quitar al rezo de su sitio’; y más tarde Daniela aullara en medio del tormento.
          Ha de seguir el sol clareando grises y el perfil del jazmín bajo la lluvia; nadie esquiva el fusil de la memoria aunque cambie su aspecto cada día. Sólo algo no existe, es el olvido, y el aire seguirá con su relato si Alicia plancha el pañuelo que llevará a la Plaza.  (1980)



Nos despedimos de Eduardo y la locomotora arrancó para el oeste, para recibir a un nuevo pasajero: JORGE HERMIAGA. Reside en MORENO (prov. de BUENOS AIRES) y dejo que se presente solito: Cuando nací en Buenos Aires, no sabia que se iba a llamar Ciudad Autónoma, ni tampoco que me llamarían Jorge Omar, llegué a mediados del siglo pasado en un lejano Septiembre (cuando setiembre, se escribía con P) y mis padres, oriundos de Pilar, hacía allí se trasladaron llevándome con ellos. Antes de cumplir mi primer año conocí Moreno. Mi lugar en el mundo y aquí estoy. Casado en un lejano verano, luego llegaron hijos y nietos y en una primavera planté un árbol, luego otro y otro y otro más … Y por fin en un otoño escribí este libro a sabiendas que el invierno está a la vuelta de la esquina. Cuando me dispuse a escribir este libro (“Soñar con la panza vacía”), no sabía que poesías iban a integrarlo. Fue allí que decidí publicar todos aquellos poemas que habían sido premiados en concursos y/o certámenes, me pareció un merecido homenaje al trabajo y esfuerzo de todos aquellos que silenciosamente organizan esos encuentros literarios donde tenemos la oportunidad de hermanarnos a través de las letras. Gracias a todos ellos, ya de la Ciudad Autónoma de Bs. As., de la Rca. De la Boca, del Gran Buenos Aires, de la Provincia de Bs.As.: Moreno – Lomas de Zamora, Remedios de Escalada, Avellaneda, Berisso, San Martín, El Talar de Pacheco, Campana, Zárate, Cañuelas, Lobos, Ayacucho, Bragado, Los Toldos, Pehuajò, Punta Alta, Bahía. Blanca, Olavarrìa, Junín. Pergamino, El Socorro, San Vicente, Alejandro Korn. De Santa Fe: Rosario, San Genaro, Granadero Baigorrìa, Cañada de Gómez; de Mendoza: Capital y San Rafael; de Corrientes y de Chaco Presidencia Roque Sáenz Peña. Córdoba: Marcos Juárez. Lugares que en su mayoría visité en más de una oportunidad para compartir charlas, premios y siempre un cálido abrazo y un amigo nuevo”. Además del libro mencionado, Jorge ha publicado en diversas antologías y, asimismo, en diarios y revistas. Les dejo sus poemas nacidos del corazón, que integran su libro “Soñar con la panza vacía”
E Mail: jorgehermiag@hotmail.com

 
SOÑAR CON LA PANZA VACÍA.

Los pies no van tan alto
como Ícaro
se apoyan en la tierra,
sienten los escombros

                                    del camino,
se atragantan con espinas
de injusticias,
no se secan a pesar
que siempre es más de lo mismo
el discurso sigue igual
hace crujir la memoria.
       Soñar
                  si la panza está vacía
no es un brindis de pizza
                             champán y mariposas.
Es alquilar pesadillas,
    es el sueño de los tontos que creemos,
         es permutar la calabaza
por una limusina.
Algunos comen todos los días
siempre hay una boca que se abre
y un pan que no se come
aunque algún incoloro
muera de hambre.
Hermano salpicado por el barro
                                           yo te escribo,
tal vez algún día
                                            vos me leas.
 
 
ABAJO DEL BALCÓN.

-          TANGO –

Tráiganme del mundo
un estaño
para armar con su reflejo
una vereda.
Rumbo al zanjón
- basureando el riachuelo -
Adonde paran
                  los que duermen
con  olor a vino tinto
en el  bolsillo.
Tráiganme una luna
que recorra las baldosas
cuando su luz
                 se haga pedazos
contra el brillo nacarado 
de una  torre de Madero.
Tráiganme
el silencio de algún pan
que haga sonar las tripas,
mientras un cartonero
junta ilusiones en su carro
y desde el podio dorado
de un balcón,
zapatos de charol
blanquean la injusticia.
 
 
AQUELLAS LOCAS LINDAS.

 
Hoy jueves
la banda militar toca en la plaza
                               vacía de palomas.
Hay lenguas abriéndose en pedazos
pronunciando aquellos nombres.
El silencio de los inocentes
               es más grande que el cielo.
-Dice alguien-.
              Es pecado pensar
-Le retrucan-.
En cualquier tiempo
             es pecado mentir
( reza un blues ).
Mientras en el podio
                            un insano gesticula,
no sabe
que aún en la oscuridad
los gritos del amor
siempre perduran.
Y guardaron las urnas
    y pasaron la gorra
        y con tambores llenaron el río
           y la infelicidad salió a revolear
camisetas mundiales en las calles.
Codo a codo las locas
  (apretadas)
sentían menos el frío del ausente
buscando a coraje en cada vuelta.
 
 
Vos mirá,
               gritá,
                      transpirá,
escuchás que la vida sigue igual,
no pasa nada,
te dicen;
                    “Algo habrán hecho.”
Siga en lista de espera:
                Alguna vez le va a tocar.
 

               CRÍA

Más allá…
                       Cadenas,
en épocas duras
me amarran al muelle,
como el salmón
buscaré nuevo horizonte,
río arriba iré

        a devorarme la corriente.
Caminaré sobre el lecho seco
del arroyo
quebrarán mis pies la tierra
hablarán otro idioma
las sandalias,
en otro puerto
donde no flote basura
que salpique la cría.

 
Compartimos unos mates, mucha charla pero … era llegado el tiempo de regresar al pago. Y aquí los espero con sus cuentos y poemas, más una minibiografía en: letrasenelanden@gmail.com. Les recuerdo que en la página web pueden releer todas las revistas anteriores.
¡Y nos fuimos!!!!!!!!! Un abrazo y nos estamos reencontrando

CRIS FERNÁNDEZ

1 comentario:

  1. Hola Cris, qué buen comienzo, "primera pasajera".
    Me agrradó encontrar la palabra de Washington Daniel Gorosito Pérez, me atrae su literatura que no te suelta mientras lo leés; disfruté la presentación de José Hermiaga y también sus poemas; buen entramado el del cuento de Eduardo Pérsico; los leí y quedé con la sensación de haber ocupado un asiento pullman en tu tren.
    Ve el abrazo rosarino.
    Betty

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