Superado ya el fervor mundialista y futbolero nos
reencontramos para transitar el camino de las letras. Con las ganas de ganarle
por goleada a la ignorancia, el racismo, la violencia, la intolerancia, la
incomunicación y el desamor. Pues la palabra es nuestra arma y con ella podemos
conquistar el mundo. Tarea difícil pero no imposible ¿no creen?
El trencito esperaba en el andén y sonó la campana.
Por aquello de que “la caridad bien entendida comienza por casa” la primera
pasajera de hoy es esta maquinista. Mi biografía la tienen en esta página, no
hace falta repetirla. Y hoy les traigo un cuentito, de una serie, que les
arrancará alguna sonrisa. Dedicado a las damas. Ellas saben por qué …
E Mail: letrasenelanden@gmail.com
GALANES EN INTERNET
EL CRIADOR DE CABALLOS
Se presentó como criador de caballos de
polo y a lo largo de una docena de E- Mails
intercambiamos datos y experiencias de nuestras vidas. Parecía tener un buen
nivel cultural y ser un señor interesante para conocer. Dijo vivir en un
campito en las afueras de la ciudad de Córdoba y pronto manifestó un destacado
afán por que nos encontrásemos personalmente.
Claro … la cuestión era la distancia.
Más … para un alma andariega como yo …. no
era demasiado problema.
La propuesta de Lucía, quien viajaba a la Docta para ver a sus hijos
que estudiaban allí, me cayó de perlas. Armé el bolso y partimos sin más
dilaciones.
El sol caía a pleno sobre la Cañada y perforaba el verde
añoso de la arboleda. La
voz de Lucía interrumpió mis ensoñaciones:
¿Trajiste la foto?
La miré con sorpresa:
¿La foto? ¿Qué foto?
¡Pues la del tipo que vas a conocer!-
respondió con prontitud - ¿O de que modo lo vas a identificar?
Mi cara de desconcierto fue respuesta
suficiente. ¿Qué podía decir? Tenía un teléfono para llamar a Pedro pero ¿foto?
… ninguna.
Mi amiga me miró fijamente, esbozó una
sonrisita irónica y largó con tono filosófico mientras estacionaba el auto:
Bue … ya le encontrarán la solución
Durante el viaje Lucía me había comentado
que tenía entradas para ver esa noche un recital de la Jazz Ensemble en el
teatro San Martín. Le aseguré mi compañía y decidí combinar el encuentro con
Pedro para el final de la función.
Hablamos
por teléfono y, dado que el señor manifestó que también pensaba asistir,
quedamos en vernos en el teatro. Por supuesto, la pregunta de rigor fue ¿Y cómo
nos reconoceremos? Que no era cuestión de llevar un clavel en el pelo onda
gitana flamenca …
Es fácil – respondió él – usaré un
sobretodo color tabaco y una bufanda roja …- dicho lo cual cortó la
comunicación.
Media Córdoba había decidido darse cita ese
viernes en el San Martín. Por aquello de “a quien madruga Dios le ayuda”,
llegamos con 15 minutos de anticipación y nos posicionamos en un ángulo que nos
permitía ver todo aquel que ingresaba al hall. Fumamos un par de cigarrillos,
analizamos la moda femenina lucida por las cordobesas, dimos puntaje a varios
señores de buen ver y … nada sucedía. A esa altura –y dada la
aglomeración- semejábamos dos jirafas
elevando el pescuezo entre la multitud para distinguir un abrigo tabaco y una
bufanda roja. ¡Vano intento! Por fin nos decidimos a ingresar a la sala a
disfrutar la música.
Concluido el recital mi amiga sugirió salir
con prontitud para seguir oteando el panorama. Y así nos estacionamos otra vez
en el hall mientras el público desfilaba rumbo a la salida. Ni rastros de
Pedro … o de su vestimenta … Era evidente que el galán había fallado.
El sábado, mientras recorríamos los
negocios del Patio Olmos, mi celular sonó. ¡Albricias! ¡El señor desaparecido
daba señales de vida!
Debo reconocer que se deshizo en disculpas,
alegando que uno de los potrillos había sufrido una descompensación y debió
esperar la llegada del veterinario.
Mostrando mi comprensión le dije que no se
preocupara, que podríamos vernos por la noche. Y seguía pendiente la cuestión del
reconocimiento …
Nos
citamos a las 20 hs. en el restaurant confitería del Jockey Club (una
paquetería total) y especificó que portaría una campera de zorro y la consabida
bufanda roja.
¡Campera de zorro! Me despedí con
prontitud, corté y largué la carcajada. Lucía me miraba pensando que la
tensión me había enloquecido. Cuando conseguí dejar de reír le expliqué el
“detalle” de la vestimenta y, por supuesto, exigió que tomase atenta nota y le
contase con pelos y señales absolutamente todo.
El atardecer era hermoso y la ciudad bullía
de movimiento. Me dije a mí misma que
tendría oportunidad de conocer la confitería de la que tanto y tan bien me
habían hablado. Y, en verdad, valía la pena introducirse en ese ambiente casi
detenido en el tiempo, donde la madera, el cuero, la iluminación suave se
equilibraban armoniosamente. Elegancia y confort … voces mesuradas … y sentado
frente a una mesa lateral un cincuentón canoso, de larga bufanda roja y campera
combinada de cuero y ¡¡zorro!! Debo confesar que la campera era preciosa: un
trabajo excelente que alternaba ambos materiales con gracia y cuidadosa
terminación. ¡Hubiese querido lucirla yo!
No cabía duda: Pedro presente de cuerpo
entero.
Nos saludamos con un besito en la mejilla,
tomamos asiento e inquirió que quería tomar. Como para ir tanteando el terreno
pedí un cortado doble.
El mozo, veloz, se acercó con el pedido y
esa pareció ser la señal para que se inspirase y comenzase a hablar. Fíjense
que no digo “dialogar”. ¡No! Creo que ese era un término que escaseaba en su
vocabulario.
Así me enteré que, amén de su tarea de
criar caballos de polo junto a un socio, el hombre tenía, desde hacia varios
años, un programa de radio dedicado al tango.
¡Qué interesante! –alcancé a deslizar- me
encanta el tango.
Creo que fue mi última intervención antes
de verme abrumada por un monólogo sobre los diferentes autores, títulos,
cantores y orquestas, la difusión del tango a nivel mundial, su importancia
como embajador cultural de nuestro país y demás datos alusivos a la cuestión. Hay que
reconocer que Pedro sabía de que hablaba y, era evidente que, al no escuchar
más que monosílabos tipo “qué bueno”, “no lo sabía”, “¿en verdad?”, “¡no me
digas!” (únicas palabras que podía
intercalar cuando él hacía una pausa para respirar) se convenció que tenía una
escucha atentísima.
A esta altura de las circunstancias el
restaurant estaba lleno. Tres nobles damas, sentadas en la mesa junto a la
nuestra, devoraban con los ojos la mentada campera. Y cuando no cuchicheaban entre
ellas se inclinaban como para oír de que se hablaba. Les sonreí
displicentemente. Los mozos pasaban en rápida sucesión transportando apetitosos
manjares. Los aromas combinados de tantas delicias culinarias me estaban
mareando. Mi pobre estómago había comenzado a interpretar una sinfonía de
sonidos diversos que nada tenían que envidiar a los de la Jazz Ensamble.
¡¡Estaba muerta de hambre!!
Una chispa en los ojos debe haber delatado
mi inquietud pues Pedro, cortando su verba tanguera inquirió:
¿Querés otro cortadito?
¿Qué responder? ¿Qué en verdad quería un
lomito con salsa de champignones y papas fritas como el de las señoronas de la
otra mesa? Me resultaba chocante. Apechugué entonces con otro cortado y devoré
la galletita diminuta que lo acompañaba.
Creía que era llegado mi turno de hablar.
Pero el breve silencio fue roto por su voz (realmente linda, bien radiofónica)
que atacaba el otro tema que, según él, le interesaba en profundidad. ¿Fútbol?
¿Política? ¿Religión? ¡No mis queridas amigas!: la Segunda Guerra
Mundial. Sí, como lo escuchan.
¡Caramba!- me dije a mí misma – la historia
siempre me ha interesado y soy persona de leer mucho. Ahora podremos charlar en
serio. ¡Qué errada estaba!
Pedro comenzó con la situación política en la Alemania de posguerra, el
nacimiento del nazismo y su influencia sociocultural. De allí en más me
describió (en detalle) todas y cada una de las batallas libradas, la estrategia
seguida, las decisiones políticas que involucraron y las causas de la derrota
final de Hitler. Mi contribución se limitó a una modesta oposición en algún
punto con el que no coincidí, lo que no restó efectividad a su discurso. Por
tanto me llamé a silencio.
Oportuno además pues, a esas horas, el
hambre que me atenazaba sumado a los perfumes de las viandas vecinas me había
nublado totalmente el entendimiento.
El tiempo corría veloz y no había miras de
que fuésemos a ingerir algo más. Mi cabeza estaba a punto de estallar con tanta
cháchara y decidí dar un corte a la situación. Con mi voz más dulce le dije:
¿Me podrás perdonar? Mi amiga me está
esperando... El encuentro está interesante pero no puedo defraudarla.
Se comportó como un caballero y aceptó mi
explicación sin discusiones. Su gentileza lo llevó, además, a acompañarme
caminando hasta el departamento. Y allí nos despedimos con la promesa de seguir
manteniendo el contacto.
Lucía se abalanzó sobre mí en cuanto abrí la
puerta.
¿Y… qué tal? ¿Cómo te fue?
Sin mayores explicaciones pasé corriendo
hacia la cocina mientras le preguntaba:
¿Quedó algo de comer?
Abrí la heladera y me enfrenté con un
panorama desolador. Me empiné entonces hasta la puerta de la alacena, manoteé
un paquete de fideos moñito, puse una olla al fuego e inquirí:
¿Hay manteca y queso rallado?
Mi amiga largó la carcajada y preguntó con
sorna:
¿Tan malo fue?
En el viaje de vuelta cumplí mi promesa y
le relaté el encuentro con todo detalle. Como agradecimiento le ofrecí que, en
caso de necesitar algún dato sobre el tango o las guerras mundiales, recurriese
a mí sin problemas. Que ya era casi ¡una experta!
Nunca lo volví a ver ni me comuniqué con él
… Había tenido suficiente de
Don Pedro
y sus aficiones.
La
locomotora humeaba mientras recorría los kilómetros que nos separaban del
aeropuerto de Ezeiza. Ocurre que el trencito decidió darse una vueltita por
México para recibir a un pasajero que ya nos acompañó en otro viaje: DANIEL
GOROSITO PÉREZ. Nació
en Montevideo (Uruguay) el 24 de junio de 1961. Está radicado en IRAPUATO (MÉXICO) desde 1991. En el año
l999 obtiene la ciudadanía mexicana por naturalización. Estudios en Periodismo
aplicado a los Medios de Comunicación Social con Postgrado en Enseñanza
Universitaria. Diplomado en Desarrollo Humano Integral. Actualmente cursa 8º
Semestre de la Licenciatura en
Sociología. Catedrático Universitario, Periodista, Conferencista, Poeta, Ensayista e Investigador. Ha obtenido
premios de Periodismo, Ensayo, Cuento y Poesía en México, Uruguay, Brasil,
Argentina, Estados Unidos, Alemania y Francia. Ha integrado antologías poéticas
en México, Argentina, Italia y Estados Unidos. Columnista de Análisis
Internacional y Temas de Defensa en publicaciones de México, Uruguay, Argentina
y Ecuador. Miembro de la
Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP), Poetas del
Mundo y Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Ha publicado en Brasil,
Ecuador, Suiza, Italia, México,
Argentina, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba, España, Rusia,
Israel y Paraguay. Integra 10 antologías internacionales y 3 nacionales
(Poesía, haikus, poemínimos y microcuentos). Hoy nos entrega sus poemas. Que
los disfruten.
E Mail: wd_gorosito@yahoo.com.mx
PRIMERA LÍNEA
Mientras trato de escribir,
mastico un poco de sol.
Las hojas sueltas me rodean.
Pasan poco a poco los minutos
y expulso lentamente,
la primera línea de un poema.
Escritura escarpada, ambigua e infinita.
Plasma historias de pesimismo maldito,
y soledades humanas,
que conducen a una batalla,
de final incierto.
MIRADA
POÉTICA
Hacia dónde mira el poeta,
a las oscuras, ígneas,
difusas,
hendiduras del alma.
Inicia viajes sin horizontes reconocibles
a través de su escritura
sólo visitados por él.
Otras veces se sumerge en los pantanos
más lúgubres del alma.
Se trasforma en explorador
de insondables veredas.
Habla del olvido sin retorno, de las sombras,
de los cielos y fantasmas,
del amor y del encono;
del delirio y la soledad;
de la mirada y del tacto;
del recuerdo y los ecos.
Del hombre y la mujer,
de vida y muerte,
mira al norte y al sur,
mira sin ver.
SE BUSCA
POEMA
Ayer escribí un poema magnífico.
Hoy lo perdí.
Hablaba del fuego, el agua, el aire y la tierra,
Elementos de vida y destrucción.
No se,
lo perdí en la memoria
o en el entresueño.
Lo perdí entre el miedo de perder.
Si un hombre no tiene miedo,
es un héroe,
si tiene miedo es porque tiene conciencia
del peligro y es un sabio.
Al leerlo me dio miedo de perderlo,
arte que entra por los ojos,
y es maravilloso
por el solo hecho de verse y sentirse.
Yo, con el egoísmo de poseer
algo que otro no posee,
pienso en el gozo de sentir ese poema
y no lo comparto,
de sentir ese miedo al leer,
y no lo comparto,
de sentir ese miedo de perderlo,
y lo perdí.
Bebimos unos tequilas
escuchando a los mariachis … y hubo que partir de regreso a la patria. El
trencito enfiló para el Gran Buenos Aires, con más precisión a la ciudad de
LANUS. Y allí ascendió un nuevo pasajero: EDUARDO PÉRSICO. Nació
en Banfield y vive en LANÚS (prov. de
BUENOS AIRES). Publicó en 1978 “Crónicas
del Abandonado” (Cuentos. Editor Mensaje. (Faja de Honor SADE); 1982 “Gardel Supo Retirarse a
Tiempo” (Corregidor, Novela);1983
“Resistencia Lunfarda” (Poemas. Edit.Rueda); 1986 “El Olvido está en Libertad” (Novela, Edit..Futuro(; 1989 “De nuevo lejos de Uppsala” (Novela,
Edit.Bell); 1993 “Un Mundo Casi Feliz” (Cuentos
y Poemas); 1993
“ Nadie Muere de Amor en Disneylandia” (Novela.
(Premio Fondo Nacional de las Artes); 1995
“Cuentos con Mujeres” (Beas Edit.); 1998 “Madame
Bovary era una Buena Chica” (Novela, Edit. AINI); 2001 “El Infierno de Rosell” (Novela. Edit. del Leopardo); 2004 “Lunfardo en el tango y la poética popular” (Ensayo. Edit. Proyecto,
ver en Internet). Participó en: Fútbol
a Puro Cuento, Escritores argentinos según
ellos mismos, Univ. INCCA de
Colombia y compilado por Joseph Vélez, de Baylor University USA. Cien sonetos Lunfardescos, de Academia Porteña del Lunfardo y Los que conocieron a Borges nos cuentan,
Edit. Tres Haches. Expuso en USA,
España, Canadá, Cuba y otros de América Latina.
En USA en el Hunter College of the City University of
New York; Borough Manhattan Community
College of New York; Baylor University
de Waco, Texas; Greeley University, Fort Collins University, Colorado, y
también en la York
Universty of Toronto, Canadá. Participó
en la Bienal
de Poesía en Madrid y y por el Instituto Hispánico de California en la Univ.Pedagógica de
Santiago de Chile y en Asunción, Paraguay. Fue invitado a la UNEAC de la Habana , Cuba, Domínguez
Hill University, Los Angeles y a la
Bienal del Libro en Río Centro, Brasil, en el 2001 y 2002.
Desde el año 2011 coordina sobre Cultura Popular en Sociales de la Univ. Lomas de Zamora. (Año
2014). Traigo hoy un cuento de su autoría, que invita a la reflexión.
ALICIA PLANCHA SU PAÑUELO.
Sólo algo
no existe; es el olvido.
Jorge
Luis Borges.
Tal vez fuera la Madre Superiora
quien dijera ‘las alumnas reclaman por el gusto de hacerlo’, y en aquel atardecer
de víspera increíble Daniela quince años.
Ayer nadie la vio, mejor es no hablar
de cosas tristes, o ’por algo será’; pero ella no aparece y en herencia de
sueño que mantienen las hembras, la cepa de la espera les crece cada hora. Y a
viento atravesado o en el mar más profundo, ninguna madre olvida ni un minuto
su cría. Así que pronto anduvo Alicia por la Plaza de Mayo junto a otras madres y de blanco
pañuelo en la cabeza, apretadas del brazo afirmando el mandato de la sangre.
En ellas no valen cobardías ni
palabras menores y recorren la plaza sin el mínimo rezo, contrariando amenazas
milicas y el cobarde ’yo no me meto en nada’. O el '¿qué quieren esas locas
desvelando a la gente que desconoce culpas?' – que aullaron los cómplices ‘diarios
de la patria' anunciando que nada
sucediera. Pero, ¿hijos de quienes fueron los muchachos sin rastro tras letales
pinchazos y tirados al río?
Daniela no aparece y ni recuerda Alicia cómo aprendió a llorar en tono bajo y no inquietar los ruidos de la calle. Alguien se ha detenido pero sigue en la noche, el resonar de un timbre solamente es deseo y los autos que pasan se llevan la noticia, en tanto para Alicia no es verdad ese sueño de monstruos asesinos y sellados cuarteles.
No regresa Daniela y Alicia carga
entero su fusil de recuerdo. El
proyectil del tiempo ha de orientar su búsqueda si nada más que el aire,
con su manera antigua, puede contar la historia sin rendirse un instante. Y a
pesar de todos los pesares Alicia imagina el rostro de quien robó a su hija; y
lo trae de ida y vuelta con la furiosa pena de no olvidarlo nunca. Porque al
fin, distraído en menesteres del cielo y esas cosas anduvo dios por esos días,
sordo ajeno al minuto cuando Daniela quince años, de los pelos y en andas entre
voces de mando y brutal reglamento, derrumbada en un piso de orín y
violaciones. Y ha de seguir Alicia preguntando a quién le confió dios conducir
la manada...
Pero cada pregunta clavándose las uñas ha sido derrotada de tanto
preguntarse. ¿Quién dispuso que Daniela quince años no volviera a decirle que
unos tipos de anteojos apagados por cumplir unas órdenes bestiales, la
arrastraron y luego lo demás igual de miserable? Hoy Daniela no está y Alicia
plancha su pañuelo. Ya vuelta de los años sin consuelo anda su pena visceral
contra las voces muertas de los comunicados. ’Señoras, investigaremos hasta las
últimas consecuencias’ y otras jaranas que tanto han divertido a tipos de
uniforme y de sotana. Pero Alicia pervive, ya sabe quién amenazara ’las alumnas
no deben reclamar ni sonreír a destiempo’, infamia que también le duele cada
hora. Y el nombre de pretores de astrales intereses al ordenar ’ni una sonrisa
adolescente puede quitar al rezo de su sitio’; y más tarde Daniela aullara en
medio del tormento.
Ha de seguir el sol clareando grises
y el perfil del jazmín bajo la lluvia; nadie esquiva el fusil de la memoria
aunque cambie su aspecto cada día. Sólo algo no existe, es el olvido, y el aire
seguirá con su relato si Alicia plancha el pañuelo que llevará a
Nos despedimos de
Eduardo y la locomotora arrancó para el oeste, para recibir a un nuevo
pasajero: JORGE HERMIAGA. Reside
en MORENO (prov. de BUENOS AIRES) y
dejo que se presente solito: “Cuando nací en Buenos Aires, no
sabia que se iba a llamar Ciudad Autónoma, ni tampoco que me llamarían Jorge
Omar, llegué a mediados del siglo pasado en un lejano Septiembre (cuando
setiembre, se escribía con P) y mis padres, oriundos de Pilar, hacía allí se trasladaron
llevándome con ellos. Antes de cumplir mi primer año conocí Moreno. Mi lugar en
el mundo y aquí estoy. Casado en un lejano verano, luego llegaron hijos y
nietos y en una primavera planté un árbol, luego otro y otro y otro más … Y por
fin en un otoño escribí este libro a sabiendas que el invierno está a la vuelta
de la esquina. Cuando me dispuse a escribir este libro (“Soñar con la panza vacía”), no sabía que poesías iban a integrarlo. Fue allí que decidí publicar
todos aquellos poemas que habían sido premiados en concursos y/o certámenes, me
pareció un merecido homenaje al trabajo y esfuerzo de todos aquellos que
silenciosamente organizan esos encuentros literarios donde tenemos la
oportunidad de hermanarnos a través de las letras. Gracias a todos ellos, ya de
la Ciudad Autónoma
de Bs. As., de la Rca. De
la Boca , del
Gran Buenos Aires, de la
Provincia de Bs.As.: Moreno – Lomas de Zamora, Remedios de
Escalada, Avellaneda, Berisso, San Martín, El Talar de Pacheco, Campana,
Zárate, Cañuelas, Lobos, Ayacucho, Bragado, Los Toldos, Pehuajò, Punta Alta,
Bahía. Blanca, Olavarrìa, Junín. Pergamino, El Socorro, San Vicente, Alejandro
Korn. De Santa Fe: Rosario, San Genaro, Granadero Baigorrìa, Cañada de Gómez;
de Mendoza: Capital y San Rafael; de Corrientes y de Chaco Presidencia Roque
Sáenz Peña. Córdoba: Marcos Juárez. Lugares que en su mayoría visité en más de
una oportunidad para compartir charlas, premios y siempre un cálido abrazo y un
amigo nuevo”. Además del libro mencionado, Jorge ha publicado en diversas
antologías y, asimismo, en diarios y revistas. Les dejo sus poemas nacidos del
corazón, que integran su libro “Soñar con
la panza vacía”
E Mail: jorgehermiag@hotmail.com
SOÑAR CON LA PANZA VACÍA.
Los
pies no van tan alto
como
Ícarose apoyan en la tierra,
sienten los escombros
del camino,
se atragantan con espinas
de injusticias,
no se secan a pesar
que siempre es más de lo mismo
el discurso sigue igual
hace crujir la memoria.
Soñar
si la panza está vacía
no es un brindis de pizza
champán y mariposas.
Es alquilar pesadillas,
es el sueño de los tontos que creemos,
es permutar la calabaza
por una limusina.
Algunos comen todos los días
siempre hay una boca que se abre
y un pan que no se come
aunque algún incoloro
muera de hambre.
Hermano salpicado por el barro
yo te escribo,
tal vez algún día
vos me leas.
ABAJO DEL BALCÓN.
-
TANGO –
Tráiganme
del mundo
un
estañopara armar con su reflejo
una vereda.
Rumbo al zanjón
- basureando el riachuelo -
Adonde paran
los que duermen
con olor a vino tinto
en el bolsillo.
Tráiganme una luna
que recorra las baldosas
cuando su luz
se haga pedazos
contra el brillo nacarado
de una torre de Madero.
Tráiganme
el silencio de algún pan
que haga sonar las tripas,
mientras un cartonero
junta ilusiones en su carro
y desde el podio dorado
de un balcón,
zapatos de charol
blanquean la injusticia.
AQUELLAS LOCAS LINDAS.
la banda militar toca en la plaza
vacía de palomas.
Hay lenguas abriéndose en pedazos
pronunciando aquellos nombres.
El silencio de los inocentes
es más grande que el cielo.
-Dice alguien-.
Es pecado pensar
-Le retrucan-.
En cualquier tiempo
es pecado mentir
( reza un blues ).
Mientras en el podio
un insano gesticula,
no sabe
que aún en la oscuridad
los gritos del amor
siempre perduran.
Y guardaron las urnas
y pasaron la gorra
y con tambores llenaron el río
y la infelicidad salió a revolear
camisetas mundiales en las calles.
Codo a codo las locas
(apretadas)
sentían menos el frío del ausente
buscando a coraje en cada vuelta.
Vos mirá,
gritá,
transpirá,
escuchás que la vida sigue igual,
no pasa nada,
te dicen;
“Algo habrán hecho.”
Siga en lista de espera:
Alguna vez le va a tocar.
CRÍA
Más allá…
Cadenas,en épocas duras
me amarran al muelle,
como el salmón
buscaré nuevo horizonte,
río arriba iré
a devorarme la corriente.
Caminaré sobre el lecho seco
del arroyo
quebrarán mis pies la tierra
hablarán otro idioma
las sandalias,
en otro puerto
donde no flote basura
que salpique la cría.
Compartimos unos mates, mucha charla pero … era llegado el tiempo de
regresar al pago. Y aquí los espero con sus cuentos y poemas, más una
minibiografía en: letrasenelanden@gmail.com. Les
recuerdo que en la página web pueden releer todas las revistas anteriores.
¡Y nos fuimos!!!!!!!!! Un abrazo y nos estamos reencontrando
CRIS FERNÁNDEZ
Hola Cris, qué buen comienzo, "primera pasajera".
ResponderEliminarMe agrradó encontrar la palabra de Washington Daniel Gorosito Pérez, me atrae su literatura que no te suelta mientras lo leés; disfruté la presentación de José Hermiaga y también sus poemas; buen entramado el del cuento de Eduardo Pérsico; los leí y quedé con la sensación de haber ocupado un asiento pullman en tu tren.
Ve el abrazo rosarino.
Betty